Enólogo italiano titulado en prestigiosas academias extranjeras.
Es probable que su llegada a Mendoza, a fines del siglo XIX, se enmarque en una convocatoria del Ministerio de Agricultura de la Nación para estudiar la vitivinicultura de Mendoza y San Juan, en respuesta a la solicitud de la asociación empresarial Centro Vitivinícola, con motivo de una crisis. La investigación, publicada en 1900 con el nombre de La industria vitivinícola argentina (T.I, Buenos Aires, Talleres Ostwald & Cía.), aportó uno de los primeros y más completos panoramas de la vitivinicultura a escala local y regional. En 1919 fue designado por el gobernador José Néstor Lencinas como “Representante comercial de la Provincia en las Repúblicas del Uruguay, Brasil y Paraguay”, con sede en Montevideo, para impulsar la venta de vinos en aquellos mercados. En 1922, fue director provincial de Industrias (1922-1923), que dependía del Ministerio de Industria y Obras Públicas.
A su vez, fue representante en Mendoza de un mayorista de vinos de Buenos Aires y de una casa de máquinas y útiles vinícolas. En 1901, se formó una sociedad entre el uruguayo Nicolás Arzeno y Arminio Galanti. El objetivo era “la explotación del negocio de compra y venta de vino y todo lo que tenga relación con la industria vitivinícola, instalando igualmente un laboratorio eno-químico y un depósito de maquinarias, aparatos y productos enológicos”. La falta de un respaldo financiero sólido y la coyuntura desfavorable la hicieron fracasar.
Su expertise académica y sus conocimientos del mercado lo posicionaron como una voz autorizada en las etapas críticas de la vitivinicultura. Sugirió modificaciones a la legislación vigente, cuestionó el control estatal del sector, propuso la formación de cooperativas de comercialización nacional, y alentó tenazmente las industrias derivadas del vino (elaboración de mostos, jugo de uva). Afirmaba que la consolidación de estos subsectores permitiría atemperar los efectos de las crisis cíclicas que afectaban al sector.
Una particularidad de su trayectoria fue que, si bien tenía una fuerte formación académica en el extranjero, no se posicionó como un agente estatal que observaba y diagnosticaba la situación “desde afuera”, sino que se incorporó activamente al sector, primero, trabando lazos comerciales y, luego, incursionando como empresario. Así, se distinguió del resto de los técnicos que alcanzaron trascendencia en la escena pública durante las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, el fracaso de sus proyectos alejó a Galanti de Mendoza. Se dirigió a Uruguay donde conservaba un capital relacional que le permitió reincorporarse a la actividad profesional de asesoramiento privado y estatal.
Fuente:
Rodríguez Vázquez, F. y Raffa, C. (2016). Profesionalizando un Estado provincial, Mendoza, 1890. Mendoza: Universidad Nacional de Cuyo. Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado.