Pulperías, iglesias y acequias
A medida que la ciudad de Mendoza fue creciendo, se multiplicaron sus funciones y espacios.
En 1822, tenía más de ochenta manzanas. Entre su equipamiento, se contaban siete iglesias principales; varias capillas; un colegio; una biblioteca; el hospital San Antonio; el cabildo; tres cuarteles; una maestranza; dos puentes sobre el canal Zanjón; una alameda o paseo público; numerosas pulperías (en 1789 había más de setenta); un cementerio y dos plazas: la Fundacional, que hacia 1852 recibía el nombre de Independencia, y la Nueva, resultado esta última de la expansión de la trama hacia el sur.
Vista de la ciudad de Mendoza desde el Cabildo en 1860 (litografía de A. Torrecillas) / Fuente: AGM
Habían aparecido las «tiendas esquineras», comercios que, instalados en un local situado en la esquina de dos calles, abrían una doble puerta en la esquina, una a cada calle.
La urbe tenía además acequias urbanas trazadas en el interior de las manzanas que funcionaron en el doble papel de proveedor de agua potable y de riego, y de desagüe. El sistema hídrico mendocino se remonta al tiempo prehispánico y posibilitó el nacimiento, consolidación y desarrollo de una «cultura de oasis» organizada sobre la base del primitivo sistema de canales, zanjones y acequias heredados.
En 1857 la ciudad tenía 8.641 pobladores, de un total de 47.478 habitantes en toda la provincia.