En el Challao, ubicado en el piedemonte de la precordillera, emergen varias formaciones geológicas que permiten reconstruir cómo era el ambiente hacen millones de años. La formación Cacheuta corresponde a la edad Triásica (250-200 Ma), cuando este espacio era un lago pantanoso poblado por grandes anfibios. Las formaciones Divisadero Largo (30 a 40 Ma) y Mariño (15 y 2 Ma) son ricas en fósiles que exhiben antiguas formas de vida. El patrimonio natural de la zona puede observarse en el Área Natural Protegida Divisadero Largo y en el Museo Cornelio Moyano.
Las condiciones ambientales del lugar han sido aprovechadas desde épocas remotas. Fue el hábitat de grupos de cazadores-recolectores y agricultores. A principios del siglo XIX, sus vertientes proveían de agua el casco urbano a través de un acueducto que llegaba hasta la plaza mayor. En la zona todavía se aprecian sus ruinas y, en la Plaza Pedro del Castillo, se conserva la fuente en una cámara subterránea.
La devoción por la virgen de Lourdes se inició en El Challao cuando, a principios del siglo XX, una familia de la zona coloco su imagen en una gruta del cerro Bonete. La multiplicación de los fieles impulsó la construcción de una capilla, concluida en 1941, que administraban los sacerdotes de la Congregación claretiana. A fines de la década de 1970 se proyectó el actual santuario, inaugurado en el año 1996.
