Paramillos es un yacimiento conformado por unas 40 vetas de hasta 1500 m de largo y 3 m de espesor que poseen minerales de plomo, zinc y plata explotado en distintas minas a lo largo de los siglos. Los españoles lo identificaron en el siglo XVII y exaltaron su riqueza de sus minas de plata -consideradas casi tan ricas como las de Potosí- propagando su fama en todo el imperio. Sin embargo, la producción nunca alcanzó grandes dimensiones debido a la tecnología rudimentaria y la escasez de capital. A fines de aquel siglo ya había un horno de fundición en Uspallata y las labores eran realizadas por indígenas encomendados, esclavos o mestizos y blancos pobres.
En la segunda mitad del siglo XVIII, la modernización económica de las colonias promovida por la corona incentivó la explotación minera local. El gobernador intendente de Córdoba y el cabildo de Mendoza apoyaron el proyecto de explotación de Paramillos de Francisco Serra y Canals. El catalán, que construyó un trapiche en su estancia, propuso la formación una villa en Uspallata para asegurar la mano de obra necesaria para el laboreo minero. Sin embargo, el proyecto naufragó por falta de capital, conocimiento técnicos y mano de obra.
La explotación en pequeña escala de pirquineros continuó hasta que, en la segunda mitad del siglo XIX, se inició la explotación a escala industrial impulsada por inversiones locales y extranjeras, nueva tecnología y conocimientos técnicos. A la mano de obra nativa, se le sumaron inmigrantes europeos.
En el siglo XX la explotación alcanzó su mayor desarrollo cuando las minas llegaron a ocupar unos 120 km2 y los pozos alcanzaron entre 90m y 120m de profundidad. En la década de 1980 dejaron de ser explotadas y se calcula que se han extraído unas 400 mil toneladas de mineral. En la actualidad una empresa de capitales mendocinos extrae plata procesando los escombros existentes y aprovecha el patrimonio condensado a través de los siglos a través de un emprendimiento turístico que ofrece la posibilidad de visitar el interior de las antiguas minas.
Un santuario popular junto al camino recuerda al gaucho Juan Francisco Cubillos. La tradición sostiene que murió en los alrededores de las minas como resultado de un enfrentamiento con la policía. A principios del siglo XX, su imagen fue sacralizada por el pueblo como un modelo de valentía, lucha contra la injusticia y defensa de los pobres.
Relatos de la Ruta 52: audios. El gaucho Cubillos
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